Tras mi ascenso a Brigada, apenas me quedo disponible, las pocas vacantes que se publican ninguna me cae cerca de Sevilla ni Cadiz,por lo que al no conseguir las muy pocas que salieron en menos cerca... me quedo a la espera.
Acabo de ser destinado forzoso a Barbastro (Huesca), mis hijas, a mi cargo su custodia, quedan en Chipiona con mi madre, que las atiende.
Mi llegada a esta localidad me ocasiona un trauma que me cuesta superar, pues sucede en circunstancias muy duras, yo estaba desde hace tiempo intentando que me dieran un destino por el artículo 55, (razones humanitarias), por estar a cargo de tres hijas pequeñas, sin mas ayuda que la que esporádicamente puedo adquirir de mi madre en Chipiona, pero en dos ocasiones ya me lo habían denegado, por tercera vez ya lo había cursado y estaba a la espera de contestación.
En la Unidad, Regimiento de Infantería de Alta Montaña Valladolid nº 65, no me va mal, pero la ciudad, viniendo de Sevilla, la verdad es que impresiona, no tiene zonas de ocio, la diferencia de estar en Sevilla a Barbastro es deprimente.
Conmigo,en la misma unidad, se encuentran en mismas circunstancias otros dos brigadas de mi promoción, que al igual que yo fueron destinados forzosos a esta ciudad, Casildo y el otro no recuerdo como se llamaba, Casildo venía de Ceuta y el otro de San Sebastián. Al menos, tres con las mismas penas, así se hacía mas llevadero, ya que lo que no se le ocurría a uno, se le ocurría a otro, era mas entretenido.
La gente de Barbastro era muy puritana y comedida, no había lugares de juerga ni había mucho ambiente en las noches de fines de semana, la gente hacía su vida en casa, no en la calle como en Sevilla.
Echaba de menos a Dori, la mujer con la que tenía una relación muy especial en Sevilla, ya que aunque intimábamos, éramos al fin y al cabo muy buenos amigos, sin prejuicios ni obligaciones, buenos amigos.
En una ocasión, estaba de maniobras, en el Pirineo, todo estaba nevado, había quedado para hablar con Dori por la noche, muy tarde, no suponía que el teléfono mas cercano estaba en una aldea muy lejos del campamento, tuve que ir a pie, nieve por la rodilla, caminos muy empinados y muy lejos, estuve caminando horas, cuando llegué a la aldea, tuve que despertar al vecino que tenía el teléfono publico, era una tiendecita muy pequeña, que a la vez hacía veces de bar.
Cuando por fin me coge el teléfono, se comportaba y hablaba con cierta prudencia, y no contestaba a algunas frases que yo ponía en sus oídos esperando respuesta, intuí que no estaba sola, yo sabía que ella tenía una relación antes de conocerme y que esporádicamente aparecía en el escenario, supe en el acto que estaba en su compañía.
En aquel momento, estaba yo dolorido, cansado, tenía frío, la ropa mojada, tenía que regresar por el mismo camino andado antes, no estaba yo en mi mejor momento, mi humor no estaba para pruebas, en cualquier ocasión yo no hubiera dado importancia al detalle, pero algo me hizo sentir mal, le pregunté si estaba sola, ella viéndose en una situación forzada, aunque ya digo, no había compromiso entre nosotros, lo único que acertó a decir fue, que yo me tenia que decidir, si nos comprometíamos, ella dejaría de ver a este amigo o pretendiente, si no, debíamos terminar nuestra relación, pues ella se encontraba mal con esta situación, no podíamos seguir así.
Me dió un ultimátum, en aquel momento no era una persona, ni podía pensar en nada, sólo me sentía mal por muchas cosas, entre ellas, tal vez, porque Dori no estaba sola, cosa que no debía suponer nada importante, pero me afectó de alguna manera. Contesté sin pensarlo dos veces, dolido e irritado "no había compromisos en nuestra relación", a lo que ella dijo que entonces tenía que dejar esta relación conmigo, yo estuve de acuerdo, colgué el teléfono.
Mal viaje de vuelta al campamento, irritado hice aquel camino, la nieve sobre la ropa mojada tenía un efecto especial, me tiritaba todo el cuerpo, los dientes castañeteaban, y de vez en cuando resoplaba para vaciar el aire contenido en una respiración alterada, estaba muy enfadado y no sabía exactamente como había llegado a este extremo.
No nos llamamos mas en varias semanas, un día inesperado me llamó y me dijo que una amiga suya, después de que ella le comentara que habíamos roto, le interesó si a mi me molestaría que me escribiera, esta chica era una que hacía meses, Dori me presentó y salimos juntos una noche los tres a tomar unas copas, era Toñi (Mª Antonia Pérez Pérez), ella llevaba una minifalda muy corta, realmente no recordaba mucho mas de ella y aquella salida, pero cuando Dori, me hizo mención a la chica de la minifalda para que recordara, inmediatamente lo hice, y sin pensarlo dos veces, le dije que por qué no, si ya nosotros no teníamos ninguna relación, por qué no escribirme con Toñi?.
No tardó mas de cuatro o cinco días cuando recibí su primera carta, era amable, me recordaba con afecto y admiración de aquella salida a tomar copas aquella noche, y me alababa por las cosas que Dori le había contado de mi, vamos, que estaba coladita por mi.
se sucedieron una o dos cartas mas, y pronto pasamos al teléfono, la primera llamada fué para quedar el primer fin de semana que se acercaba, el día de San José era jueves, festivo , y el viernes tenía una Jura de Bandera, por lo que le dije que cogería el puente, nos veríamos la noche de San José en el Hotel Los Lebreros en la sala de fiestas "My fair Lady".
El problema estuvo cuando se lo dije a mi Capitán, me dijo que el Coronel había dado la orden de que el día de la Jura de Bandera todos teníamos que estar en la formación, le contesté que mi familia la tengo muy lejos y para un puente que tengo para ir a casa no me iba a quedar para un acto en el que no tengo mas función que estar en una formación donde nadie me va a echar de menos, así que me iré de todas formas, me dijo que el no me autorizaba, que si lo hacía, sería bajo mi responsabilidad.
Así lo hice, el miércoles, a las seis de la tarde, cuando terminé el trabajo, metí en el coche la maleta ya preparada desde el martes, y puse rumbo a Chipiona. El viaje (mil doscientos kilómetros), lo comencé con ganas, aún había luz solar, con mis rancheras y música de carretera, que acompaño con mi cantar (sólo cuando viajo solo, claro), me hacen compañía, el viaje se hace mucho mas ameno.
Ya era de noche, cuando paro a repostar (en Córdoba), había pasado ya la madrugada, debía ser la una y media, me dolía la espalda, me sentía incomodo, había hecho el viaje hasta Córdoba sin parar, así que en la estación de servicio, aparqué y descansé un rato, tenía tiempo, ya que mi intención era llegar a Chipiona por la mañana a eso de las siete o las ocho.
No dormí, sólo pude descansar, me tomé un café y maté un par de horas, pero la impaciencia me impulsó a continuar el viaje, bueno, la impaciencia y las ganas de terminar el viaje, hasta que no llegue no me quedo tranquilo, además, como no podía dormir, cuanto mas tardara en llegar, con mas sueño acumulado lo haría.
Cansado, dolorido y somnoliento, continué el camino, todo bien, pasado Sevilla ya me parecía mentira, estaba muy cerca, por la autopista se haría mas rápido, así que lo hice, ya el sueño me daba algún aviso de que me faltaban reflejos para conducir, pero estaba ya en el cruce de Jerez de la Fra, sólo me quedaba media hora de viaje, no podía parar ahora, tenía que aguantar un poco mas, lo había hecho muchas veces, esta vez también podría hacerlo.
Al llegar a la rotonda del cruce del aeropuerto (entrando de la autopista hacia Jerez), es decir unos doscientos metros antes de llegar a ésta, cerré los ojos, cuando los abrí vi el disco de girar la rotonda incrustado en la luna del coche hasta el mismo volante, yo estaba cubierto de cristales diminutos, por delante sólo veía humo blanco, cuando miro atrás, veo la rotonda (de unos treinta metros de diámetro), la cual he debido sobrevolar, pues los jardines y arbustos que están en la trayectoria no se han deteriorado y no se ven rodadas en los jardines, las ruedas traseras apoyaban en la isleta y las delanteras apoyaban en el arcén, a la parte opuesta de donde se encontraba la señal que llevaba incrustada. Todo estaba en silencio, yo miré a izquierda y derecha para ver si alguien había visto el accidente, no había nadie en las inmediaciones, yo, intento poner en marcha el coche, a lo mejor aquí no ha pasado nada, sólo es el cristal de la luna, y puedo llegar despacio hasta Chipiona, pero no, el coche no hace ninguna señal en el contacto, así que por fin, decido bajarme y mirar el coche desde fuera, las cuatro ruedas estaban reventadas, el motor humeaba (cada vez menos), debía ser el agua del radiador, me sacudí los cristales de encima, y entonces vi la realidad, el coche no se movería de allí por sí mismo. Llamé al seguro, y a poco, media hora tal vez, ya llegó la grúa, llevaron el coche a la Ford de Jerez, el coche sólo tiene un año, la garantía me ahorraría algo.
Me dijeron en el taller (a las seis de la mañana), que volviera el lunes, pues hasta entonces no podrían hacer un presupuesto. Me fui a la estación de autobuses, y el primero que salía para Chipiona lo tomé.
Por la mañana a eso de las nueve llego a casa de mis padres, ya era San José, Saludé a mis padres, y cuando había pasado un tiempo prudencial, me fui a ver a mi hermano David, para que me prestara un coche, ya que tanto él como su mujer tenían, me dejó el de mi cuñada, era pequeñito, pero iba muy bien, lo necesitaría, ya que había quedado para esta noche con Toñi.
Pasé el día con mis hijas, con la familia, y por la noche, fui a la cita, el pub estaba muy bien, nunca había estado en el, después de tomar algo, nos fuimos a la discoteca (El Coto), y algo mas tarde al Skiper, un pub del centro en el que había un ambiente muy bueno (de carrozas), es donde estuvimos Dori, Toñi y yo en aquella ocasión.
Ya avanzada la madrugada, nos fuimos a Chipiona, ver amanecer en la playa de las Tres Piedras es todo un espectáculo. Después desayunamos en la cafetería Los Faroles. Le presenté a mis hijas, y alguno de la familia, ya que estuvimos viendo el pueblo.
Por la tarde, nos fuimos a Sevilla, me invitó a quedarme en su casa, y al día siguiente volvería a Chipiona, ya que quería pasar mas tiempo con mis hijas. Así lo hicimos, pero no se de qué manera, ella me convenció para venir conmigo a Chipiona, cosa que a mi no me apetecía, pues no quería dar la impresión de que aquella amistad fuera algo mas que amistad, pero así ocurrió, estábamos en el pueblo, los dos con mis hijas de paseo, me veía muy extraño, ya que no se me apetecía en absoluto los comentarios ni las opiniones de la gente apostando por una nueva relación, y menos con Toñi, ya que aunque no tenía nada en su contra en aquellos momentos, no era el tipo de mujer que a mi me interesara para entablar una relación duradera.
Me sorprendió la habilidad y la destreza en hacer amistad con mis hijas, se hizo amiga de ellas en muy poco tiempo.
El fin de semana llegó a su fin y yo el lunes tuve que llamar a primera hora al Capitán, y tenía que explicarle lo sucedido con el coche, que tendría que esperar a dejar encauzado la reparación del coche.... o de que se yo, la cosa es que me dijo que no me autorizaba a venir y que en caso de hacerlo sería bajo mi responsabilidad, ahora estoy en una situación embarazosa. Le llamé al fin y le conté lo sucedido, como yo esperaba, se puso como un basilisco, y me dijo que ya hablaríamos cuando llegara..., la verdad que no me preocupaba tanto la bronca o las consecuencias disciplinarias como el presupuesto de reparación del coche.
Me fui a Jerez por la mañana temprano, me dieron el presupuesto de reparación, novecientas mil pelas!!!, se estimaba que el coche era siniestro total. Perdido en mis pensamientos, sin un duro en el banco, gastos por todas partes, no podía permitirme gastarme casi un millón de pesetas en una reparación y pagar las mensualidades del coche a la vez (aún me quedaban dos o tres años por pagar).
Pregunté por la valoración del coche en caso de sacar uno nuevo, financiándolo podría ser mas fácil, pero no me daban nada por él, yo me enfadé porque el coche era casi nuevo, pero por lo que me costaba la reparación no podría conseguir otro coche de segunda mano que me ofreciera las garantías que me ofrecía el taller en la reparación de este, así que me fui al banco a pedir un crédito, no me quedaba otra solución.
El martes volví a Barbastro, el Capitán estaba enfadado conmigo, lo sentía mucho, pero tampoco era para tanto, son cosas que suceden, no ha sido con ánimo de fastidiar a nadie. Teníamos un grupo de amigos, que salíamos en Barbastro casi todas las noches, mis compañeros de promoción Casildo y el otro, el Capitán y yo, solíamos ir al pub "los amigos", de una belga que llamábamos la bruja, por su vestimenta de faldones negros y aspecto enjuto seco y nariz aguileña, de unos sesenta años, pero tenía tres camareras que eran muy guapas, jóvenes y agradables, pronto hicimos amistad con ellas, no era corriente ver militares en aquel pub, ya que tenía fama de mujeres malas, totalmente incierto, pero como eran guapas y desinhibidas, en seguida las tacharon de inmirables por parte de las respectivas mujeres del pueblo, los compañeros sólo iban allí en despedidas de solteros, como si se tratara de una aventura picante. La verdad era que se estaba bien, atendían muy bien y tenían una conversación interesante, inteligente y abierta, si ligaban o no, no dependía de los clientes, sino de lo que ellas quisieran.
Pues como decía, éramos habituales de "los amigos", y nos divertíamos, tomábamos unas copas y después de las doce, nos invitaban las chicas, en algunas ocasiones, cuando cerraban el bar nos quedábamos de cháchara, bailando o escuchando música, yo me llevaba muy bien especialmente con una chica, rubia, para mí la mas guapa de las tres, se llamaba María José, pero al Capitán también le daba por inclinarse por ella, un día me dijo María José que no lo podía remediar, pero ya le fastidiaba aguantarlo, pues este le hablaba de su mujer e hijos, le decía que los echaba de menos y al final le tiraba los tejos, que no le parecía normal, y la verdad es que si pretendía ligar, no se entiende el hablarle de su mujer e hijos y decirle cuánto los echa de menos. No, no es muy normal, y menos, que al regreso de Chipiona, después del accidente, dejó de hablarme, solo lo hacía para cosas del trabajo, era mi jefe y a veces no tenía mas remedio, por lo que había situaciones irrisorias en el pub, cuando yo hablaba con María José, el se molestaba, como si de un ligue suyo se tratara, a mi, particularmente me daba igual lo que el pensara, pero esta actitud, hacía que su postura conmigo fuera mas distante.
Toñi me escribía o llamaba casi a diario, de tal manera que a los 15 días de regresar de Chipiona, ya tenía el coche arreglado, así que me fui a buscarlo con unos días de asuntos propios, un viernes por la mañana, me fui a Capitanía, donde estaba Dori, echaba de menos hablar con ella, no me parecía bien después de una amistad como la nuestra, estar sin saber nada el uno del otro, no quería terminar nuestra amistad, pero no sabía qué determinación había tomado ella con "su amigo", así que fui a verla, estuvimos tomando café en el bar de estado mayor, y me reprochó muy seria el haber roto con ella, yo le dije que fue ella la que me dijo que la relación tenía que ser formal o lo dejábamos, yo no quería una relación formal..., su respuesta fue que yo tenía que haber insistido para continuar al menos como estábamos, le dije, que de todas formas quería seguir siendo amigo suyo y así quedábamos, pero no sin reprocharme que me había faltado tiempo para acostarme con Toñi, que ella sabía de buena tinta que lo habíamos hecho aquel fin de semana. Sólo pudo habérselo dicho ella.
El fin de semana ya tenía el coche, era estupendo, la movilidad y libertad que me da, vimos a mis hijas, estuvimos en Chipiona, y el acercamiento de Toñi a mis hijas era un éxito, mis hijas se encontraban muy bien con ella, era cariñosa, tierna, las trataba con dulzura, eso a mi me gustaba, pero me daba miedo que las niñas se encariñaran, porque yo no quería nada serio.
Ese fin de semana, hablamos mucho de las instancias que yo estaba tramitando para conseguir que me dieran un destino cerca de mis hijas y mi familia, ella me dijo que conocía ciertos políticos que me podían ayudar, yo le dije que no, que mi caso era un caso militar típico del artículo 55 del reglamento de provisión de vacantes y destinos, y tenía derecho a que se me diera por conducto reglamentario, esta vez no me lo iban a denegar, ademas, las mediaciones políticas no están bien vistas entre las concesiones militares.
Se quedó así, en comentarios, que después insistió por cartas y teléfono, yo siempre le decía que no, que lo conseguiría por la vía militar.
Con todas estas conversaciones, quise saber, adelantarme, llamé a Madrid, a la oficina que me gestionaba el derecho de petición y en esta se puso un Comandante, me dijo que ellos habían hecho lo imposible, me habían informado positivamente la instancia, pero que la habían rechazado, denegándome el destino por el artículo 55.
Sin dilación solicité permiso para ir a Madrid y personarme en el Ministerio de Defensa, cosa que hice, me presenté de uniforme, en el Ministerio de Defensa, con una carpeta con todos los casos publicados en BOD, concediendo el artículo 55, al principio, no me pusieron problema, entré, pregunté por el Secretario del Ministro de Defensa, me dirigieron hasta una oficina, de donde salió un señor de paisano (marino seguramente), este me preguntó si tenía audiencia, yo le dije que no, le expuse el problema, y mi única intención era que me oyera de voz propia la petición, pues estaba seguro que a el no le había llegado mi problema. Este señor que podía medir cerca de los dos metros (por otros dos de ancho), me dijo con tono seco y enfadado que eso tenía que arreglarlo en el Cuartel General del Ejército, yo respondí que no, yo mandé mi petición al Ministro, y a él quiero ver, el es quien me tiene que oír pues es él quien tiene la potestad de darme una vacante de este tipo. La respuesta fue cogerme por la guerrera, me levantó dos cuartas del suelo y me llevaba hacia la puerta de la que ya veía correr a dos policías militares hacia nosotros, yo pataleaba y repetía una y otra vez que no me iría sin ver al Ministro, cuando los policías militares (que tampoco eran pequeños), me sujetaron por los brazos, de nuevo sentí mis pies que no tocaban el suelo, hasta llegar al otro lado de la puerta donde me depositaron sin muchos miramientos. Pensé durante unos minutos si volver a intentar entrar por la fuerza o irme al Cuartel General, donde sabía que me habían puesto las trabas a mi instancia e intentar hablar con el responsable.
Lo mas prudente era lo segundo, es lo que hice, me fui al Cuartel General del Ejército, me dirigí primero a la oficina de vacantes y destinos, allí un Teniente me explicó que mi instancia había sido cursada con información al margen positiva, pero que el que hacía de filtro y decidía las que pasaban al Ministerio o no era un Coronel... un tal Calleja. Le pregunté dónde estaba ese Coronel, me acompañó al pasillo y me dijo: ves la tercera puerta de la derecha?, pues esa es su oficina.
Sin pensarlo, me dirigí a ella, entré en la oficina reglamentariamente, me presenté al susodicho Coronel que me miraba con extrañeza desde detrás de aquella inmensa mesa (al menos así me parecía), le expuse el motivo de mi visita a Madrid, y lo de mi instancia informada positivamente y de su negativa a tramitarla.
Su mirada de extrañeza tornó en mirada de ira y de cabreo, se puso serio con cara de pocos amigos, se puso de pie (pude ver que era bastante mas alto que yo) y con voz sonora dijo:
- ¡¡¡Se ha cerrado el grifo!!!, este artículo es para casos realmente importantes, casos sangrantes, así que ya esta bien de pedir articulo 55 por cualquier tontería.
No pude evitar contestar con la misma fuerza de voz con la que él me había increpado:
- ¿¿Para quien se ha cerrado el grifo mi Coronel???, di un golpe en la mesa con la carpeta y abriéndola, saqué mas de cien folios, con las concesiones de un año atrás y levantándolas con la mano en alto para que las mirara, le dije:
-¡¡¡ Todos oficiales y jefes!!!, los suboficiales con cuenta gota, sólo cerráis el grifo a los suboficiales, o es que sangran mas los jefes??, ¿¿mi caso no es sangrante??, ¿cual de estos si lo es?.
Muy alterado y con los ojos que se le salían de las órbitas me dijo:
- ¡¡¡Si tienes problemas personales pida la baja del Ejército o pida una excedencia por el tiempo que quiera!!!.
Solo pensar en quedarme sin sueldo por una excedencia me producía temblores, era ahora con algunas trampas y lo estaba pasando muy mal... no me puedo imaginar no cobrar nada, y lo de dejar el Ejército después de veinte años de servicio... de locura, y como si me hubiese vuelto loco, cuando me quise dar cuenta, en estos pensamientos, estaba de rodillas encima de la mesa, intentando coger la solapa del coronel, este gritaba:
¡¡¡ Fuera, fuera de aquí!!!, yo me vi de aquella manera sin saber como responder, o agredirle de verdad o hacerme el loco, y definitivamente, por supuesto no llegué a agredirle y salí del paso diciendo:
- ¡¡¡De esto se va a enterar el Ministro de Defensa!!!, daré parte de lo que usted me ha dicho, se lo juro.
y cuando salí del despacho, había como quince o veinte personas fuera, esperando la resolución de lo que allí estaba pasando, las voces se oían desde lejos, y como ya estaban alertados desde que yo decidí ir a ver al Coronel... (por lo visto le conocían y sabían que allí podía haber tema para curiosear).
Realmente, no me di cuenta de lo que había ocurrido hasta que me puse en marcha con el coche, salí de Madrid y directamente encaminé a Barbastro, durante el camino, fui rumiando cada minuto de mi nefasta visita al Ministerio y al Cuartel General. Decidí que debía escribir una carta al Ministro de Defensa explicando todo lo que había ocurrido.
Así lo hice, cuando llegué a Barbastro, me puse a ello, reuní toda la documentación de las reiteradas negativas de las concesiones hechas durante un año y de lo sucedido en Madrid, del trato recibido tanto e un sitio como en otro. Cuando lo tuve todo, redactado en forma personal, como una carta que se manda de un amigo a otro, lo cerré aunque abultaba mucho, y cuando lo iba a llevar a correos, me lo pensé mejor.
Pensé que aquella carta bien podría provocar que me arrestasen por largo tiempo, dado el cabreo y la exaltación con que la había escrito, mis hijas quedarían desatendidas, no cobraría, con lo que al final iba a ser peor el remedio que la enfermedad. Dejaría pasar algo de tiempo y me lo pensaría fríamente.
esa tarde hablé con Toñi, le conté lo sucedido, ella me volvió a decir que tiene amigos políticos que me podrían ayudar, a lo que yo me seguía negando, de todas formas, me lo pensaría.
El siguiente fin de semana me fui a Sevilla, hablamos mucho sobre el problema, y yo era muy reticente a que los políticos entraran en esto, por otro lado no tenía muchas salidas, a saber cuánto tiempo tendría que estar en Barbastro hasta conseguir una vacante de Brigada en un sitio que me pudiera venir bien. le dije que me lo pensaría durante esta semana que viene.
El martes de esa semana, aún estaba pensándomelo, y Toñi en una llamada telefónica me dijo:
"El Ministro de Defensa está esperando la carta que escribiste, lo hablé con el Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía el día que me lo contaste la semana pasada, y este fin de semana han estado juntos en Madrid, son buenos amigos del partido, y han quedado en que tu le vas a mandar toda la documentación en estos días, así que si la tienes preparada mándala ya".
Me encontré sobrepasado durante unas instantes, pero al fin reaccioné, era lo mejor que me podía ocurrir, ya que no lo podría solucionar de otra forma. Cogí el sobre, me lo llevé a correos y lo puse certificado y urgente. Ese día no pude dormir.
Todo transcurría normal, ese fin de semana, me dijo Toñi que había llevado a mis hijas a Sevilla, las había tenido en su casa, las había llevado a su trabajo y había paseado con ellas por Sevilla. Todo parecía un cuento de libro. Mis hijas estaban encantadas, en algún fin de semana que había estado con mis hijas, ellas incluso me proponían casarme con Toñi, esta por su parte, los fines de semana que yo no podía ir a Chipiona, se iba con mis padres, las atendía como si fueran suyas, les compraba yogures y algunas chucherías que ellas le pedían, en fin la relación de Toñi con mis hijas corría mucho mas que la que tenía conmigo.
El lunes siguiente al día de mandar la carta (no había transcurrido ni una semana), me llaman por teléfono, se presenta cono un teniente de la oficina de vacantes y destinos, pregunta por mi identidad, si soy el Brigada ...., bien todo correcto, pues bien, continúa, "en breve va a salir usted destinado a Cádiz, ¿le parece bien Cádiz o hay otro sitio que usted prefiera?", "no, no", le contesto, "Cádiz está muy bien", y continúa, "en el Gobierno Militar de Cádiz ¿le parece bien?", "si, si", contesto yo, "además, el destino saldrá sin la coletilla de que esta obligado a pedir todas las vacantes que se produzcan en la plaza, para que si usted no quiere no se vaya de esa unidad, y pueda continuar todo el tiempo que usted quiera, ¿le parece bien?", "si, si, mi Teniente, me parece perfecto", y sin mas, se despide muy educadamente y me promete que el boletín no va a tardar mucho en salir con el destino de forma oficial.
Antes de que terminara la semana laboral, ya había sido publicado el destino en el BOD, yo estaba asombrado de la rapidez con la que se había solucionado el problema que tantos años había padecido sin solución alguna.
Este mismo verano, en menos de un mes, me estaba incorporando en el Gobierno Militar de Cádiz.
Justo al incorporarme, solicito las vacaciones que corresponden, y de esta manera organizar mi residencia en Cádiz y el colegio para mis hijas. Alquilo un piso amueblado en Valdelagrana, donde me acomodo, pero Toñi tenía algo importante que decirme, en pocas palabras, que tenía en Presidencia de la Junta de Andalucía (donde trabajaba), enchufes suficiente para que la trasladen a Cádiz, para de esta manera estar juntos con las niñas. Esto me plantea la vida familiar, pero después de ver la relación que tenía con mis hijas y lo bien que nos llevábamos (aunque fuese poco tiempo) y sobre todo, después de lo que había hecho por mí y por mis hijas... no podía decirle que no.
Pero esto tenía una coletilla, después de decirle que si, que sería estupendo vivir juntos, me dijo que el problema estaba en que su padre no quería que viviera conmigo sin estar casados. Esto me chocó mucho, pues ella estaba muy orgullosa de su independencia y de su autonomía, de ser una mujer liberal y desinhibida, por otra parte, también me chocaba el miramiento por la opinión de su padre, pues siempre me lo presentó como un ser odioso, que maltrataba a todos en su familia incluida su madre, no se me olvida las veces que me contó lo que reprochaba a su padre que contando ella más de veinte años, al llegar un día tarde a su casa le dio una paliza.
Por esto, me extrañó que tuviera en cuenta la opinión de su padre en cuanto a la decisión de la convivencia, contando ya más de treinta años y tan liberal como se hacía ver.
No obstante, no di importancia a la postura paterna y pensé que era ella a la que le hacía ilusión el tema de la boda, aunque fuese por agradecimiento y aunque a mi no me apetecía mucho otro bodorrio, (no era compartida esta ilusión), le dije que sí.
Un ardor extraño me quedó en el estómago, pensé que la conocía de muy poco, aunque la verdad es que lo que había visto me había gustado. No me pareció demasiado descabellado, además con su sueldo y el mío, tendremos un poder adquisitivo interesante.
En pocos días Toñi tenía resuelto el destino en Cádiz, y fué cuando despidiéndose de sus compañeras cuando noté por primera vez que algo no estaba bien, pero no supe interpretarlo. Muchos fueron los que entre alago y alago hacia ella me decían que tuviera paciencia con Toñi. La primera vez me chocó pero no le dí importancia, el problema es que fueron varios, incluida su familia (padres) que me lo dijeron cuando supieron que nos casábamos, su hermana, primos... algo se me escapaba.
Las niñas las había matriculado en el CP "La Cortadura" de Cádiz, tiene fama de ser un buen centro, con un buen nivel y por ser un colegio en principio para hijos de militares (aunque se admiten hijos de no militares), no tengo problemas para la matrícula.
Llega por fin el día señalado, la boda civil, se lleva a cabo en el ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, pues un primo de Toñi, es concejal en este ayuntamiento y se ha ofrecido a casarnos el mismo. a lo que no pongo objeciones. La celebración se hace en el Hotel Los Lebreros de Sevilla, Rafael su director (y de la cadena Sol de Andalucía) es amigo de Toñi, y nos ha hecho un precio especial. Mi familia vino de Chipiona, creo recordar que fueron mas de 400 invitados (los míos no pasaron de los 50).
En este día y el transcurso al día siguiente, me doy cuenta que ha sido un error, nunca debí casarme con ella.
En la propia celebración, pude comprobar una actitud un tanto sarcástica y de reproches por nimiedades, posturas que nunca tuvo durante nuestra corta relación, su forma de hablarme, mirarme, incluso de reprocharme el no saber bailar sevillanas, cosa que era de sobra conocido por ella, empeñándose que ante todos los invitados tenía que bailar con ella unas sevillanas (en vez de un vals), mi sentido del ridículo me hizo sentir muy mal, pero la actitud de ella no cejó, hasta que por fin, reprochándome mi falta de conocimiento en el arte del baile popular, eligió otro compañero de baile (un primo suyo) y tuvo sesión de baile hasta que se cansó, olvidándome, hasta pasadas algunas horas. No es que esto me preocupara, lo que me asustaba era verla y oírla con una mirada extraña y un timbre desconocido por mi, supe desde este momento que todo estaba cambiando, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y me hizo sudar.
Al final de la fiesta, por fin solos, estamos cansados pero aún nos aseamos y cambiamos y salimos a dar un paseo por las inmediaciones del hotel donde nos quedamos a pasar la noche (Los Lebreros).
A la recogida, regresamos al hotel, nuestra primera noche de casados, pero ya estaba bien de fiesta, a Toñi le dolía mucho la cabeza y sólo le apetecía dormir.
Este rechazo con actitud indiferente a mi sorpresa, siendo la primera vez que ocurre en la relación, aunque corta, pero que suceda en este día precisamente, era muy significativo y preludio de un futuro distinto al que había planteado.
Al día siguiente comenzamos nuestro viaje, a Tenerife, habíamos reservado hotel en el Puerto de la Cruz.
Toñi sabía que había estado con mi primera mujer (Inma), en el Puerto de la Cruz, (aunque no de viaje de novios, pues cuando me casé con Inma no tenía un duro y no pudimos hacerlo, pero a los dos o tres años, nos permitimos unos días en este lugar encantador y que lo teníamos cerca, ya que vivíamos en la isla de El Hierro), por lo que quiso que si había estado con Inma, ella no iba a ser menos, diez días en el Hotel Parque, creo recordar.
No llevábamos mucho dinero, por lo que había que controlar, con el dinero de los regalos, habíamos pagado la celebración, y con lo que quedaba teníamos que apañarnos, la verdad es que no quedó mucho, aún así, alquilamos un coche, visitamos toda la isla, fuimos a ver a mi hermano Juan y familia en Santa Cruz, y pronto nos quedamos sin dinero, por lo que tiramos del dinero que los padres de Toñi le habían dado para comprar una cocina, y gracias a ello, pudimos volver sin hacer autoestop.
Durante estos días, se dieron circunstancias que me hicieron ver cosas que no había visto antes en Toñi, por ejemplo, cuando estaba finalizando los diez días del viaje, me preguntó qué pensaba hacer con las niñas (mis hijas) cuando volviéramos a Valdelagrana (donde teníamos todo preparado), yo le contesté con ilusión que por fin podríamos tener a las niñas todos juntos, pues en los últimos años habían quedado al cuidado de su abuela que la verdad no estaba para muchos trotes, ahora me tocaba a mi (a nosotros), la responsabilidad y el gusto de cuidarlas y educarlas, entonces al regreso, quería ir a Chipiona a recoger las niñas y llevarlas con nosotros, además, ya habrían perdido algunos días de clase. A esta explicación la respuesta fué sorprendente, ya que se enfadó muchísimo y me reprochaba que no quisiera tener un tiempo de privacidad, quería que dejara a mis hijas con mi madre durante unos meses mas, para estar sólos y disfrutar de intimidad durante ese tiempo.
Por mucho que quise explicarle que el curso en el que estaban matriculadas había comenzado y mis hijas tenían que incorporarse sin demora a sus cursos respectivos, era una cosa que no admitía discusión, pero que a la vez nadie con dos dedos de frente se le podía ocurrir plantearse otra cosa que no sea recoger las niñas para llevarlas al hogar.
Recuerdo que Al regresar del viaje de novios, lo primero que hicimos fue ir al piso de Valdelagrana (Puerto de Santa María) a dejar las maletas, era ya por la tarde, y estábamos cansados, al recoger el coche del parking del aeropuerto, encontramos que me habían robado en el coche (el radio caset), por lo que me liaron mucho tiempo entre laberintos de normas y derechos.... total que no me indemnizaban, y con una cosa y otra, llegamos muy cansados, llamamos a mi madre para decirle que estábamos en casa y que por la mañana iríamos a buscar las niñas, cuando colgué el teléfono Toñi había cambiado su rostro, de cansada había tornado en irritada, de nuevo me increpa con el tema de dejar las niñas con la abuela un tiempo, yo no daba crédito, aún no había entendido mi postura y la situación delicada de mis hijas. Ante mi actitud de no dar marcha atrás, Toñi a pasos agigantados incrementa su ira y rabia comenzando a dar gritos y a insultarme cada vez con palabras mas duras, era algo que teníamos que asumir y no había nada que aconsejara hacer lo contrario, simplemente una rabieta que aún yo no entendía, lo que no podía esperar era que en ocasiones me agarraba los brazos con fuerza (Toñi mide 1,71 y pesaba por aquellas mas de 70 kg,) era una mujer muy fuerte, me hacía daño, yo no salía de mi asombro, los minutos hacían multiplicar la agresividad de Toñi sin que por mi parte añadiera mas al "dialogo", yo simplemente callaba, intentaba centrarme en otras tareas para no dar mas cuerda a lo que ocurría, entretanto, como podía me iba zafando de sus "agarres", he de reconocer que llegó a asustarme en cierto momento que sujetándome con fuerza y yo intentando desembarazarme de su agresividad llegó a acercar su rostro a mi cara y no podría recordar qué era lo que me dijo en aquel momento, pero nunca olvidaré sus ojos enrojecidos muy abiertos (casi desencajados), su cara roja a parches, sudaba, los dientes apretados y el mentón tocándome mi cara, aún noto su aliento y su tono amenazador, cuando pude desprenderme de tal situación procuré no encontrarme en su radio para evitar otras situaciones semejantes, en aquel momento no sabía qué era lo que estaba sucediendo, de una discusión leve referente a mis hijas, que yo entendía simple y llanamente involuntaria e inevitable, ha desencadenado esta situación que yo jamás habría sospechado. Pero aún estaba por ver algo que me perseguirá de por vida, al marcar las distancias en su discusión (pues yo ya no discutía, simplemente la evitaba físicamente), ella parece que de pronto entra en una especie de trance, cae al suelo aparentemente sin sentido y comienza a dar cabezazos en el suelo (no tan fuertes como para hacerse un daño serio), pero realmente yo estaba alucinando de lo que veía, estaba asustado, preocupado y corrí a auxiliarla, intenté sujetar su cabeza para que no se hiciera daño, intentaba relajarla con palabras de cariño y abrazándola, sus ojos muy abiertos aún me miraban mientras tenía una especie de espasmos y temblores, babeaba... sólo quería poder soltarla para avisar una ambulancia o pedir ayuda, pero me daba miedo de soltarla, así que a poco se relajó, no sin que le dijera con mimos que la quería, que me perdonara... y cuanto mas me humillaba mas se tranquilizaba, una vez que la veía semiconsciente, me voy al teléfono para llamar a servicios de urgencia, es entonces cuando ella se incorpora y me dice que no llame a nadie que ya estaba bien, que no pasaba nada, eso sí, le daba la vuelta a la discusión y me culpaba de la misma y que ella necesitaba de intimidad que la entendiese, yo no volvía a insistir en ese momento para evitar lo visto, le dije que mas tarde hablamos ahora mejor tranquilizarse.
El resto de la tarde y noche su actitud se torna cariñosa y no se habla del tema, todo amor e ilusión, cenamos, y todo es perfecto, nos acostamos y dormimos plácidamente sin mas incidentes.
Llega la mañana, desayunamos y los gestos de cariño y felicidad son excesivos, me doy cuenta que de alguna manera me está diciendo que no cumpla el plan de recogida de mis hijas. Pero yo estoy totalmente decidido, su idea perjudica a mis hijas y a mi madre que no puede bregar con tres niñas pequeñas, están perdiendo días de clases completos y por otra parte las echo de menos y quiero estar con ellas, ellas también están ilusionadas con venir con nosotros, sobre todo porque fue Toñi quien las ilusionó con "lo felices que seremos todos en familia", que tanto ella les animaba mientras yo estaba en Barbastro. Finalizando el desayuno y aún no sabía cómo se lo iba a decir, así que cuando terminamos de recoger la mesa, le pregunté ¿vienes conmigo a recogerlas o voy yo solo?, su cara volvió a cambiar, otra vez comenzó con el mismo tema que la tarde anterior, sin darle mas tiempo, salí de casa y me fui a por mis hijas, pero mientras iba por el pasillo hasta el ascensor oía sus gritos e insultos.
Mientras conducía, hasta Chipiona, no dejaba de pensar en lo ocurrido, en los cambios que había notado en Toñi desde que nos casamos, actitudes que desconocía en ella y posturas para con mis hijas a las que yo creía que ella quería. Pensaba que no podía ser que me hubiese engañado de esta manera, no, otra vez no, primero con Inmaculada, ahora con Toñi, no era posible, rezaba por que todo fuera un mal entendido y nada mas.
Recogí a mis hijas y las llevé a casa, Toñi estuvo distante con ellas, muy seca, apenas trataba con ellas, sólo lo hacía para corregirlas, esto no me gustaba, pero al menos ya no gritaba ni insultaba.
Acabo de ser destinado forzoso a Barbastro (Huesca), mis hijas, a mi cargo su custodia, quedan en Chipiona con mi madre, que las atiende.
Mi llegada a esta localidad me ocasiona un trauma que me cuesta superar, pues sucede en circunstancias muy duras, yo estaba desde hace tiempo intentando que me dieran un destino por el artículo 55, (razones humanitarias), por estar a cargo de tres hijas pequeñas, sin mas ayuda que la que esporádicamente puedo adquirir de mi madre en Chipiona, pero en dos ocasiones ya me lo habían denegado, por tercera vez ya lo había cursado y estaba a la espera de contestación.
En la Unidad, Regimiento de Infantería de Alta Montaña Valladolid nº 65, no me va mal, pero la ciudad, viniendo de Sevilla, la verdad es que impresiona, no tiene zonas de ocio, la diferencia de estar en Sevilla a Barbastro es deprimente.
Conmigo,en la misma unidad, se encuentran en mismas circunstancias otros dos brigadas de mi promoción, que al igual que yo fueron destinados forzosos a esta ciudad, Casildo y el otro no recuerdo como se llamaba, Casildo venía de Ceuta y el otro de San Sebastián. Al menos, tres con las mismas penas, así se hacía mas llevadero, ya que lo que no se le ocurría a uno, se le ocurría a otro, era mas entretenido.
La gente de Barbastro era muy puritana y comedida, no había lugares de juerga ni había mucho ambiente en las noches de fines de semana, la gente hacía su vida en casa, no en la calle como en Sevilla.
Echaba de menos a Dori, la mujer con la que tenía una relación muy especial en Sevilla, ya que aunque intimábamos, éramos al fin y al cabo muy buenos amigos, sin prejuicios ni obligaciones, buenos amigos.
En una ocasión, estaba de maniobras, en el Pirineo, todo estaba nevado, había quedado para hablar con Dori por la noche, muy tarde, no suponía que el teléfono mas cercano estaba en una aldea muy lejos del campamento, tuve que ir a pie, nieve por la rodilla, caminos muy empinados y muy lejos, estuve caminando horas, cuando llegué a la aldea, tuve que despertar al vecino que tenía el teléfono publico, era una tiendecita muy pequeña, que a la vez hacía veces de bar.
Cuando por fin me coge el teléfono, se comportaba y hablaba con cierta prudencia, y no contestaba a algunas frases que yo ponía en sus oídos esperando respuesta, intuí que no estaba sola, yo sabía que ella tenía una relación antes de conocerme y que esporádicamente aparecía en el escenario, supe en el acto que estaba en su compañía.
En aquel momento, estaba yo dolorido, cansado, tenía frío, la ropa mojada, tenía que regresar por el mismo camino andado antes, no estaba yo en mi mejor momento, mi humor no estaba para pruebas, en cualquier ocasión yo no hubiera dado importancia al detalle, pero algo me hizo sentir mal, le pregunté si estaba sola, ella viéndose en una situación forzada, aunque ya digo, no había compromiso entre nosotros, lo único que acertó a decir fue, que yo me tenia que decidir, si nos comprometíamos, ella dejaría de ver a este amigo o pretendiente, si no, debíamos terminar nuestra relación, pues ella se encontraba mal con esta situación, no podíamos seguir así.
Me dió un ultimátum, en aquel momento no era una persona, ni podía pensar en nada, sólo me sentía mal por muchas cosas, entre ellas, tal vez, porque Dori no estaba sola, cosa que no debía suponer nada importante, pero me afectó de alguna manera. Contesté sin pensarlo dos veces, dolido e irritado "no había compromisos en nuestra relación", a lo que ella dijo que entonces tenía que dejar esta relación conmigo, yo estuve de acuerdo, colgué el teléfono.
Mal viaje de vuelta al campamento, irritado hice aquel camino, la nieve sobre la ropa mojada tenía un efecto especial, me tiritaba todo el cuerpo, los dientes castañeteaban, y de vez en cuando resoplaba para vaciar el aire contenido en una respiración alterada, estaba muy enfadado y no sabía exactamente como había llegado a este extremo.
No nos llamamos mas en varias semanas, un día inesperado me llamó y me dijo que una amiga suya, después de que ella le comentara que habíamos roto, le interesó si a mi me molestaría que me escribiera, esta chica era una que hacía meses, Dori me presentó y salimos juntos una noche los tres a tomar unas copas, era Toñi (Mª Antonia Pérez Pérez), ella llevaba una minifalda muy corta, realmente no recordaba mucho mas de ella y aquella salida, pero cuando Dori, me hizo mención a la chica de la minifalda para que recordara, inmediatamente lo hice, y sin pensarlo dos veces, le dije que por qué no, si ya nosotros no teníamos ninguna relación, por qué no escribirme con Toñi?.
No tardó mas de cuatro o cinco días cuando recibí su primera carta, era amable, me recordaba con afecto y admiración de aquella salida a tomar copas aquella noche, y me alababa por las cosas que Dori le había contado de mi, vamos, que estaba coladita por mi.
se sucedieron una o dos cartas mas, y pronto pasamos al teléfono, la primera llamada fué para quedar el primer fin de semana que se acercaba, el día de San José era jueves, festivo , y el viernes tenía una Jura de Bandera, por lo que le dije que cogería el puente, nos veríamos la noche de San José en el Hotel Los Lebreros en la sala de fiestas "My fair Lady".
El problema estuvo cuando se lo dije a mi Capitán, me dijo que el Coronel había dado la orden de que el día de la Jura de Bandera todos teníamos que estar en la formación, le contesté que mi familia la tengo muy lejos y para un puente que tengo para ir a casa no me iba a quedar para un acto en el que no tengo mas función que estar en una formación donde nadie me va a echar de menos, así que me iré de todas formas, me dijo que el no me autorizaba, que si lo hacía, sería bajo mi responsabilidad.
Así lo hice, el miércoles, a las seis de la tarde, cuando terminé el trabajo, metí en el coche la maleta ya preparada desde el martes, y puse rumbo a Chipiona. El viaje (mil doscientos kilómetros), lo comencé con ganas, aún había luz solar, con mis rancheras y música de carretera, que acompaño con mi cantar (sólo cuando viajo solo, claro), me hacen compañía, el viaje se hace mucho mas ameno.
Ya era de noche, cuando paro a repostar (en Córdoba), había pasado ya la madrugada, debía ser la una y media, me dolía la espalda, me sentía incomodo, había hecho el viaje hasta Córdoba sin parar, así que en la estación de servicio, aparqué y descansé un rato, tenía tiempo, ya que mi intención era llegar a Chipiona por la mañana a eso de las siete o las ocho.
No dormí, sólo pude descansar, me tomé un café y maté un par de horas, pero la impaciencia me impulsó a continuar el viaje, bueno, la impaciencia y las ganas de terminar el viaje, hasta que no llegue no me quedo tranquilo, además, como no podía dormir, cuanto mas tardara en llegar, con mas sueño acumulado lo haría.
Cansado, dolorido y somnoliento, continué el camino, todo bien, pasado Sevilla ya me parecía mentira, estaba muy cerca, por la autopista se haría mas rápido, así que lo hice, ya el sueño me daba algún aviso de que me faltaban reflejos para conducir, pero estaba ya en el cruce de Jerez de la Fra, sólo me quedaba media hora de viaje, no podía parar ahora, tenía que aguantar un poco mas, lo había hecho muchas veces, esta vez también podría hacerlo.
Al llegar a la rotonda del cruce del aeropuerto (entrando de la autopista hacia Jerez), es decir unos doscientos metros antes de llegar a ésta, cerré los ojos, cuando los abrí vi el disco de girar la rotonda incrustado en la luna del coche hasta el mismo volante, yo estaba cubierto de cristales diminutos, por delante sólo veía humo blanco, cuando miro atrás, veo la rotonda (de unos treinta metros de diámetro), la cual he debido sobrevolar, pues los jardines y arbustos que están en la trayectoria no se han deteriorado y no se ven rodadas en los jardines, las ruedas traseras apoyaban en la isleta y las delanteras apoyaban en el arcén, a la parte opuesta de donde se encontraba la señal que llevaba incrustada. Todo estaba en silencio, yo miré a izquierda y derecha para ver si alguien había visto el accidente, no había nadie en las inmediaciones, yo, intento poner en marcha el coche, a lo mejor aquí no ha pasado nada, sólo es el cristal de la luna, y puedo llegar despacio hasta Chipiona, pero no, el coche no hace ninguna señal en el contacto, así que por fin, decido bajarme y mirar el coche desde fuera, las cuatro ruedas estaban reventadas, el motor humeaba (cada vez menos), debía ser el agua del radiador, me sacudí los cristales de encima, y entonces vi la realidad, el coche no se movería de allí por sí mismo. Llamé al seguro, y a poco, media hora tal vez, ya llegó la grúa, llevaron el coche a la Ford de Jerez, el coche sólo tiene un año, la garantía me ahorraría algo.
Me dijeron en el taller (a las seis de la mañana), que volviera el lunes, pues hasta entonces no podrían hacer un presupuesto. Me fui a la estación de autobuses, y el primero que salía para Chipiona lo tomé.
Por la mañana a eso de las nueve llego a casa de mis padres, ya era San José, Saludé a mis padres, y cuando había pasado un tiempo prudencial, me fui a ver a mi hermano David, para que me prestara un coche, ya que tanto él como su mujer tenían, me dejó el de mi cuñada, era pequeñito, pero iba muy bien, lo necesitaría, ya que había quedado para esta noche con Toñi.
Pasé el día con mis hijas, con la familia, y por la noche, fui a la cita, el pub estaba muy bien, nunca había estado en el, después de tomar algo, nos fuimos a la discoteca (El Coto), y algo mas tarde al Skiper, un pub del centro en el que había un ambiente muy bueno (de carrozas), es donde estuvimos Dori, Toñi y yo en aquella ocasión.
Ya avanzada la madrugada, nos fuimos a Chipiona, ver amanecer en la playa de las Tres Piedras es todo un espectáculo. Después desayunamos en la cafetería Los Faroles. Le presenté a mis hijas, y alguno de la familia, ya que estuvimos viendo el pueblo.
Por la tarde, nos fuimos a Sevilla, me invitó a quedarme en su casa, y al día siguiente volvería a Chipiona, ya que quería pasar mas tiempo con mis hijas. Así lo hicimos, pero no se de qué manera, ella me convenció para venir conmigo a Chipiona, cosa que a mi no me apetecía, pues no quería dar la impresión de que aquella amistad fuera algo mas que amistad, pero así ocurrió, estábamos en el pueblo, los dos con mis hijas de paseo, me veía muy extraño, ya que no se me apetecía en absoluto los comentarios ni las opiniones de la gente apostando por una nueva relación, y menos con Toñi, ya que aunque no tenía nada en su contra en aquellos momentos, no era el tipo de mujer que a mi me interesara para entablar una relación duradera.
Me sorprendió la habilidad y la destreza en hacer amistad con mis hijas, se hizo amiga de ellas en muy poco tiempo.
El fin de semana llegó a su fin y yo el lunes tuve que llamar a primera hora al Capitán, y tenía que explicarle lo sucedido con el coche, que tendría que esperar a dejar encauzado la reparación del coche.... o de que se yo, la cosa es que me dijo que no me autorizaba a venir y que en caso de hacerlo sería bajo mi responsabilidad, ahora estoy en una situación embarazosa. Le llamé al fin y le conté lo sucedido, como yo esperaba, se puso como un basilisco, y me dijo que ya hablaríamos cuando llegara..., la verdad que no me preocupaba tanto la bronca o las consecuencias disciplinarias como el presupuesto de reparación del coche.
Me fui a Jerez por la mañana temprano, me dieron el presupuesto de reparación, novecientas mil pelas!!!, se estimaba que el coche era siniestro total. Perdido en mis pensamientos, sin un duro en el banco, gastos por todas partes, no podía permitirme gastarme casi un millón de pesetas en una reparación y pagar las mensualidades del coche a la vez (aún me quedaban dos o tres años por pagar).
Pregunté por la valoración del coche en caso de sacar uno nuevo, financiándolo podría ser mas fácil, pero no me daban nada por él, yo me enfadé porque el coche era casi nuevo, pero por lo que me costaba la reparación no podría conseguir otro coche de segunda mano que me ofreciera las garantías que me ofrecía el taller en la reparación de este, así que me fui al banco a pedir un crédito, no me quedaba otra solución.
El martes volví a Barbastro, el Capitán estaba enfadado conmigo, lo sentía mucho, pero tampoco era para tanto, son cosas que suceden, no ha sido con ánimo de fastidiar a nadie. Teníamos un grupo de amigos, que salíamos en Barbastro casi todas las noches, mis compañeros de promoción Casildo y el otro, el Capitán y yo, solíamos ir al pub "los amigos", de una belga que llamábamos la bruja, por su vestimenta de faldones negros y aspecto enjuto seco y nariz aguileña, de unos sesenta años, pero tenía tres camareras que eran muy guapas, jóvenes y agradables, pronto hicimos amistad con ellas, no era corriente ver militares en aquel pub, ya que tenía fama de mujeres malas, totalmente incierto, pero como eran guapas y desinhibidas, en seguida las tacharon de inmirables por parte de las respectivas mujeres del pueblo, los compañeros sólo iban allí en despedidas de solteros, como si se tratara de una aventura picante. La verdad era que se estaba bien, atendían muy bien y tenían una conversación interesante, inteligente y abierta, si ligaban o no, no dependía de los clientes, sino de lo que ellas quisieran.
Pues como decía, éramos habituales de "los amigos", y nos divertíamos, tomábamos unas copas y después de las doce, nos invitaban las chicas, en algunas ocasiones, cuando cerraban el bar nos quedábamos de cháchara, bailando o escuchando música, yo me llevaba muy bien especialmente con una chica, rubia, para mí la mas guapa de las tres, se llamaba María José, pero al Capitán también le daba por inclinarse por ella, un día me dijo María José que no lo podía remediar, pero ya le fastidiaba aguantarlo, pues este le hablaba de su mujer e hijos, le decía que los echaba de menos y al final le tiraba los tejos, que no le parecía normal, y la verdad es que si pretendía ligar, no se entiende el hablarle de su mujer e hijos y decirle cuánto los echa de menos. No, no es muy normal, y menos, que al regreso de Chipiona, después del accidente, dejó de hablarme, solo lo hacía para cosas del trabajo, era mi jefe y a veces no tenía mas remedio, por lo que había situaciones irrisorias en el pub, cuando yo hablaba con María José, el se molestaba, como si de un ligue suyo se tratara, a mi, particularmente me daba igual lo que el pensara, pero esta actitud, hacía que su postura conmigo fuera mas distante.
Toñi me escribía o llamaba casi a diario, de tal manera que a los 15 días de regresar de Chipiona, ya tenía el coche arreglado, así que me fui a buscarlo con unos días de asuntos propios, un viernes por la mañana, me fui a Capitanía, donde estaba Dori, echaba de menos hablar con ella, no me parecía bien después de una amistad como la nuestra, estar sin saber nada el uno del otro, no quería terminar nuestra amistad, pero no sabía qué determinación había tomado ella con "su amigo", así que fui a verla, estuvimos tomando café en el bar de estado mayor, y me reprochó muy seria el haber roto con ella, yo le dije que fue ella la que me dijo que la relación tenía que ser formal o lo dejábamos, yo no quería una relación formal..., su respuesta fue que yo tenía que haber insistido para continuar al menos como estábamos, le dije, que de todas formas quería seguir siendo amigo suyo y así quedábamos, pero no sin reprocharme que me había faltado tiempo para acostarme con Toñi, que ella sabía de buena tinta que lo habíamos hecho aquel fin de semana. Sólo pudo habérselo dicho ella.
El fin de semana ya tenía el coche, era estupendo, la movilidad y libertad que me da, vimos a mis hijas, estuvimos en Chipiona, y el acercamiento de Toñi a mis hijas era un éxito, mis hijas se encontraban muy bien con ella, era cariñosa, tierna, las trataba con dulzura, eso a mi me gustaba, pero me daba miedo que las niñas se encariñaran, porque yo no quería nada serio.
Ese fin de semana, hablamos mucho de las instancias que yo estaba tramitando para conseguir que me dieran un destino cerca de mis hijas y mi familia, ella me dijo que conocía ciertos políticos que me podían ayudar, yo le dije que no, que mi caso era un caso militar típico del artículo 55 del reglamento de provisión de vacantes y destinos, y tenía derecho a que se me diera por conducto reglamentario, esta vez no me lo iban a denegar, ademas, las mediaciones políticas no están bien vistas entre las concesiones militares.
Se quedó así, en comentarios, que después insistió por cartas y teléfono, yo siempre le decía que no, que lo conseguiría por la vía militar.
Con todas estas conversaciones, quise saber, adelantarme, llamé a Madrid, a la oficina que me gestionaba el derecho de petición y en esta se puso un Comandante, me dijo que ellos habían hecho lo imposible, me habían informado positivamente la instancia, pero que la habían rechazado, denegándome el destino por el artículo 55.
Sin dilación solicité permiso para ir a Madrid y personarme en el Ministerio de Defensa, cosa que hice, me presenté de uniforme, en el Ministerio de Defensa, con una carpeta con todos los casos publicados en BOD, concediendo el artículo 55, al principio, no me pusieron problema, entré, pregunté por el Secretario del Ministro de Defensa, me dirigieron hasta una oficina, de donde salió un señor de paisano (marino seguramente), este me preguntó si tenía audiencia, yo le dije que no, le expuse el problema, y mi única intención era que me oyera de voz propia la petición, pues estaba seguro que a el no le había llegado mi problema. Este señor que podía medir cerca de los dos metros (por otros dos de ancho), me dijo con tono seco y enfadado que eso tenía que arreglarlo en el Cuartel General del Ejército, yo respondí que no, yo mandé mi petición al Ministro, y a él quiero ver, el es quien me tiene que oír pues es él quien tiene la potestad de darme una vacante de este tipo. La respuesta fue cogerme por la guerrera, me levantó dos cuartas del suelo y me llevaba hacia la puerta de la que ya veía correr a dos policías militares hacia nosotros, yo pataleaba y repetía una y otra vez que no me iría sin ver al Ministro, cuando los policías militares (que tampoco eran pequeños), me sujetaron por los brazos, de nuevo sentí mis pies que no tocaban el suelo, hasta llegar al otro lado de la puerta donde me depositaron sin muchos miramientos. Pensé durante unos minutos si volver a intentar entrar por la fuerza o irme al Cuartel General, donde sabía que me habían puesto las trabas a mi instancia e intentar hablar con el responsable.
Lo mas prudente era lo segundo, es lo que hice, me fui al Cuartel General del Ejército, me dirigí primero a la oficina de vacantes y destinos, allí un Teniente me explicó que mi instancia había sido cursada con información al margen positiva, pero que el que hacía de filtro y decidía las que pasaban al Ministerio o no era un Coronel... un tal Calleja. Le pregunté dónde estaba ese Coronel, me acompañó al pasillo y me dijo: ves la tercera puerta de la derecha?, pues esa es su oficina.
Sin pensarlo, me dirigí a ella, entré en la oficina reglamentariamente, me presenté al susodicho Coronel que me miraba con extrañeza desde detrás de aquella inmensa mesa (al menos así me parecía), le expuse el motivo de mi visita a Madrid, y lo de mi instancia informada positivamente y de su negativa a tramitarla.
Su mirada de extrañeza tornó en mirada de ira y de cabreo, se puso serio con cara de pocos amigos, se puso de pie (pude ver que era bastante mas alto que yo) y con voz sonora dijo:
- ¡¡¡Se ha cerrado el grifo!!!, este artículo es para casos realmente importantes, casos sangrantes, así que ya esta bien de pedir articulo 55 por cualquier tontería.
No pude evitar contestar con la misma fuerza de voz con la que él me había increpado:
- ¿¿Para quien se ha cerrado el grifo mi Coronel???, di un golpe en la mesa con la carpeta y abriéndola, saqué mas de cien folios, con las concesiones de un año atrás y levantándolas con la mano en alto para que las mirara, le dije:
-¡¡¡ Todos oficiales y jefes!!!, los suboficiales con cuenta gota, sólo cerráis el grifo a los suboficiales, o es que sangran mas los jefes??, ¿¿mi caso no es sangrante??, ¿cual de estos si lo es?.
Muy alterado y con los ojos que se le salían de las órbitas me dijo:
- ¡¡¡Si tienes problemas personales pida la baja del Ejército o pida una excedencia por el tiempo que quiera!!!.
Solo pensar en quedarme sin sueldo por una excedencia me producía temblores, era ahora con algunas trampas y lo estaba pasando muy mal... no me puedo imaginar no cobrar nada, y lo de dejar el Ejército después de veinte años de servicio... de locura, y como si me hubiese vuelto loco, cuando me quise dar cuenta, en estos pensamientos, estaba de rodillas encima de la mesa, intentando coger la solapa del coronel, este gritaba:
¡¡¡ Fuera, fuera de aquí!!!, yo me vi de aquella manera sin saber como responder, o agredirle de verdad o hacerme el loco, y definitivamente, por supuesto no llegué a agredirle y salí del paso diciendo:
- ¡¡¡De esto se va a enterar el Ministro de Defensa!!!, daré parte de lo que usted me ha dicho, se lo juro.
y cuando salí del despacho, había como quince o veinte personas fuera, esperando la resolución de lo que allí estaba pasando, las voces se oían desde lejos, y como ya estaban alertados desde que yo decidí ir a ver al Coronel... (por lo visto le conocían y sabían que allí podía haber tema para curiosear).
Realmente, no me di cuenta de lo que había ocurrido hasta que me puse en marcha con el coche, salí de Madrid y directamente encaminé a Barbastro, durante el camino, fui rumiando cada minuto de mi nefasta visita al Ministerio y al Cuartel General. Decidí que debía escribir una carta al Ministro de Defensa explicando todo lo que había ocurrido.
Así lo hice, cuando llegué a Barbastro, me puse a ello, reuní toda la documentación de las reiteradas negativas de las concesiones hechas durante un año y de lo sucedido en Madrid, del trato recibido tanto e un sitio como en otro. Cuando lo tuve todo, redactado en forma personal, como una carta que se manda de un amigo a otro, lo cerré aunque abultaba mucho, y cuando lo iba a llevar a correos, me lo pensé mejor.
Pensé que aquella carta bien podría provocar que me arrestasen por largo tiempo, dado el cabreo y la exaltación con que la había escrito, mis hijas quedarían desatendidas, no cobraría, con lo que al final iba a ser peor el remedio que la enfermedad. Dejaría pasar algo de tiempo y me lo pensaría fríamente.
esa tarde hablé con Toñi, le conté lo sucedido, ella me volvió a decir que tiene amigos políticos que me podrían ayudar, a lo que yo me seguía negando, de todas formas, me lo pensaría.
El siguiente fin de semana me fui a Sevilla, hablamos mucho sobre el problema, y yo era muy reticente a que los políticos entraran en esto, por otro lado no tenía muchas salidas, a saber cuánto tiempo tendría que estar en Barbastro hasta conseguir una vacante de Brigada en un sitio que me pudiera venir bien. le dije que me lo pensaría durante esta semana que viene.
El martes de esa semana, aún estaba pensándomelo, y Toñi en una llamada telefónica me dijo:
"El Ministro de Defensa está esperando la carta que escribiste, lo hablé con el Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía el día que me lo contaste la semana pasada, y este fin de semana han estado juntos en Madrid, son buenos amigos del partido, y han quedado en que tu le vas a mandar toda la documentación en estos días, así que si la tienes preparada mándala ya".
Me encontré sobrepasado durante unas instantes, pero al fin reaccioné, era lo mejor que me podía ocurrir, ya que no lo podría solucionar de otra forma. Cogí el sobre, me lo llevé a correos y lo puse certificado y urgente. Ese día no pude dormir.
Todo transcurría normal, ese fin de semana, me dijo Toñi que había llevado a mis hijas a Sevilla, las había tenido en su casa, las había llevado a su trabajo y había paseado con ellas por Sevilla. Todo parecía un cuento de libro. Mis hijas estaban encantadas, en algún fin de semana que había estado con mis hijas, ellas incluso me proponían casarme con Toñi, esta por su parte, los fines de semana que yo no podía ir a Chipiona, se iba con mis padres, las atendía como si fueran suyas, les compraba yogures y algunas chucherías que ellas le pedían, en fin la relación de Toñi con mis hijas corría mucho mas que la que tenía conmigo.
El lunes siguiente al día de mandar la carta (no había transcurrido ni una semana), me llaman por teléfono, se presenta cono un teniente de la oficina de vacantes y destinos, pregunta por mi identidad, si soy el Brigada ...., bien todo correcto, pues bien, continúa, "en breve va a salir usted destinado a Cádiz, ¿le parece bien Cádiz o hay otro sitio que usted prefiera?", "no, no", le contesto, "Cádiz está muy bien", y continúa, "en el Gobierno Militar de Cádiz ¿le parece bien?", "si, si", contesto yo, "además, el destino saldrá sin la coletilla de que esta obligado a pedir todas las vacantes que se produzcan en la plaza, para que si usted no quiere no se vaya de esa unidad, y pueda continuar todo el tiempo que usted quiera, ¿le parece bien?", "si, si, mi Teniente, me parece perfecto", y sin mas, se despide muy educadamente y me promete que el boletín no va a tardar mucho en salir con el destino de forma oficial.
Antes de que terminara la semana laboral, ya había sido publicado el destino en el BOD, yo estaba asombrado de la rapidez con la que se había solucionado el problema que tantos años había padecido sin solución alguna.
Este mismo verano, en menos de un mes, me estaba incorporando en el Gobierno Militar de Cádiz.
Justo al incorporarme, solicito las vacaciones que corresponden, y de esta manera organizar mi residencia en Cádiz y el colegio para mis hijas. Alquilo un piso amueblado en Valdelagrana, donde me acomodo, pero Toñi tenía algo importante que decirme, en pocas palabras, que tenía en Presidencia de la Junta de Andalucía (donde trabajaba), enchufes suficiente para que la trasladen a Cádiz, para de esta manera estar juntos con las niñas. Esto me plantea la vida familiar, pero después de ver la relación que tenía con mis hijas y lo bien que nos llevábamos (aunque fuese poco tiempo) y sobre todo, después de lo que había hecho por mí y por mis hijas... no podía decirle que no.
Pero esto tenía una coletilla, después de decirle que si, que sería estupendo vivir juntos, me dijo que el problema estaba en que su padre no quería que viviera conmigo sin estar casados. Esto me chocó mucho, pues ella estaba muy orgullosa de su independencia y de su autonomía, de ser una mujer liberal y desinhibida, por otra parte, también me chocaba el miramiento por la opinión de su padre, pues siempre me lo presentó como un ser odioso, que maltrataba a todos en su familia incluida su madre, no se me olvida las veces que me contó lo que reprochaba a su padre que contando ella más de veinte años, al llegar un día tarde a su casa le dio una paliza.
Por esto, me extrañó que tuviera en cuenta la opinión de su padre en cuanto a la decisión de la convivencia, contando ya más de treinta años y tan liberal como se hacía ver.
No obstante, no di importancia a la postura paterna y pensé que era ella a la que le hacía ilusión el tema de la boda, aunque fuese por agradecimiento y aunque a mi no me apetecía mucho otro bodorrio, (no era compartida esta ilusión), le dije que sí.
Un ardor extraño me quedó en el estómago, pensé que la conocía de muy poco, aunque la verdad es que lo que había visto me había gustado. No me pareció demasiado descabellado, además con su sueldo y el mío, tendremos un poder adquisitivo interesante.
En pocos días Toñi tenía resuelto el destino en Cádiz, y fué cuando despidiéndose de sus compañeras cuando noté por primera vez que algo no estaba bien, pero no supe interpretarlo. Muchos fueron los que entre alago y alago hacia ella me decían que tuviera paciencia con Toñi. La primera vez me chocó pero no le dí importancia, el problema es que fueron varios, incluida su familia (padres) que me lo dijeron cuando supieron que nos casábamos, su hermana, primos... algo se me escapaba.
Las niñas las había matriculado en el CP "La Cortadura" de Cádiz, tiene fama de ser un buen centro, con un buen nivel y por ser un colegio en principio para hijos de militares (aunque se admiten hijos de no militares), no tengo problemas para la matrícula.
Llega por fin el día señalado, la boda civil, se lleva a cabo en el ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, pues un primo de Toñi, es concejal en este ayuntamiento y se ha ofrecido a casarnos el mismo. a lo que no pongo objeciones. La celebración se hace en el Hotel Los Lebreros de Sevilla, Rafael su director (y de la cadena Sol de Andalucía) es amigo de Toñi, y nos ha hecho un precio especial. Mi familia vino de Chipiona, creo recordar que fueron mas de 400 invitados (los míos no pasaron de los 50).
En este día y el transcurso al día siguiente, me doy cuenta que ha sido un error, nunca debí casarme con ella.
En la propia celebración, pude comprobar una actitud un tanto sarcástica y de reproches por nimiedades, posturas que nunca tuvo durante nuestra corta relación, su forma de hablarme, mirarme, incluso de reprocharme el no saber bailar sevillanas, cosa que era de sobra conocido por ella, empeñándose que ante todos los invitados tenía que bailar con ella unas sevillanas (en vez de un vals), mi sentido del ridículo me hizo sentir muy mal, pero la actitud de ella no cejó, hasta que por fin, reprochándome mi falta de conocimiento en el arte del baile popular, eligió otro compañero de baile (un primo suyo) y tuvo sesión de baile hasta que se cansó, olvidándome, hasta pasadas algunas horas. No es que esto me preocupara, lo que me asustaba era verla y oírla con una mirada extraña y un timbre desconocido por mi, supe desde este momento que todo estaba cambiando, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y me hizo sudar.
Al final de la fiesta, por fin solos, estamos cansados pero aún nos aseamos y cambiamos y salimos a dar un paseo por las inmediaciones del hotel donde nos quedamos a pasar la noche (Los Lebreros).
A la recogida, regresamos al hotel, nuestra primera noche de casados, pero ya estaba bien de fiesta, a Toñi le dolía mucho la cabeza y sólo le apetecía dormir.
Este rechazo con actitud indiferente a mi sorpresa, siendo la primera vez que ocurre en la relación, aunque corta, pero que suceda en este día precisamente, era muy significativo y preludio de un futuro distinto al que había planteado.
Al día siguiente comenzamos nuestro viaje, a Tenerife, habíamos reservado hotel en el Puerto de la Cruz.
Toñi sabía que había estado con mi primera mujer (Inma), en el Puerto de la Cruz, (aunque no de viaje de novios, pues cuando me casé con Inma no tenía un duro y no pudimos hacerlo, pero a los dos o tres años, nos permitimos unos días en este lugar encantador y que lo teníamos cerca, ya que vivíamos en la isla de El Hierro), por lo que quiso que si había estado con Inma, ella no iba a ser menos, diez días en el Hotel Parque, creo recordar.
No llevábamos mucho dinero, por lo que había que controlar, con el dinero de los regalos, habíamos pagado la celebración, y con lo que quedaba teníamos que apañarnos, la verdad es que no quedó mucho, aún así, alquilamos un coche, visitamos toda la isla, fuimos a ver a mi hermano Juan y familia en Santa Cruz, y pronto nos quedamos sin dinero, por lo que tiramos del dinero que los padres de Toñi le habían dado para comprar una cocina, y gracias a ello, pudimos volver sin hacer autoestop.
Durante estos días, se dieron circunstancias que me hicieron ver cosas que no había visto antes en Toñi, por ejemplo, cuando estaba finalizando los diez días del viaje, me preguntó qué pensaba hacer con las niñas (mis hijas) cuando volviéramos a Valdelagrana (donde teníamos todo preparado), yo le contesté con ilusión que por fin podríamos tener a las niñas todos juntos, pues en los últimos años habían quedado al cuidado de su abuela que la verdad no estaba para muchos trotes, ahora me tocaba a mi (a nosotros), la responsabilidad y el gusto de cuidarlas y educarlas, entonces al regreso, quería ir a Chipiona a recoger las niñas y llevarlas con nosotros, además, ya habrían perdido algunos días de clase. A esta explicación la respuesta fué sorprendente, ya que se enfadó muchísimo y me reprochaba que no quisiera tener un tiempo de privacidad, quería que dejara a mis hijas con mi madre durante unos meses mas, para estar sólos y disfrutar de intimidad durante ese tiempo.
Por mucho que quise explicarle que el curso en el que estaban matriculadas había comenzado y mis hijas tenían que incorporarse sin demora a sus cursos respectivos, era una cosa que no admitía discusión, pero que a la vez nadie con dos dedos de frente se le podía ocurrir plantearse otra cosa que no sea recoger las niñas para llevarlas al hogar.
Recuerdo que Al regresar del viaje de novios, lo primero que hicimos fue ir al piso de Valdelagrana (Puerto de Santa María) a dejar las maletas, era ya por la tarde, y estábamos cansados, al recoger el coche del parking del aeropuerto, encontramos que me habían robado en el coche (el radio caset), por lo que me liaron mucho tiempo entre laberintos de normas y derechos.... total que no me indemnizaban, y con una cosa y otra, llegamos muy cansados, llamamos a mi madre para decirle que estábamos en casa y que por la mañana iríamos a buscar las niñas, cuando colgué el teléfono Toñi había cambiado su rostro, de cansada había tornado en irritada, de nuevo me increpa con el tema de dejar las niñas con la abuela un tiempo, yo no daba crédito, aún no había entendido mi postura y la situación delicada de mis hijas. Ante mi actitud de no dar marcha atrás, Toñi a pasos agigantados incrementa su ira y rabia comenzando a dar gritos y a insultarme cada vez con palabras mas duras, era algo que teníamos que asumir y no había nada que aconsejara hacer lo contrario, simplemente una rabieta que aún yo no entendía, lo que no podía esperar era que en ocasiones me agarraba los brazos con fuerza (Toñi mide 1,71 y pesaba por aquellas mas de 70 kg,) era una mujer muy fuerte, me hacía daño, yo no salía de mi asombro, los minutos hacían multiplicar la agresividad de Toñi sin que por mi parte añadiera mas al "dialogo", yo simplemente callaba, intentaba centrarme en otras tareas para no dar mas cuerda a lo que ocurría, entretanto, como podía me iba zafando de sus "agarres", he de reconocer que llegó a asustarme en cierto momento que sujetándome con fuerza y yo intentando desembarazarme de su agresividad llegó a acercar su rostro a mi cara y no podría recordar qué era lo que me dijo en aquel momento, pero nunca olvidaré sus ojos enrojecidos muy abiertos (casi desencajados), su cara roja a parches, sudaba, los dientes apretados y el mentón tocándome mi cara, aún noto su aliento y su tono amenazador, cuando pude desprenderme de tal situación procuré no encontrarme en su radio para evitar otras situaciones semejantes, en aquel momento no sabía qué era lo que estaba sucediendo, de una discusión leve referente a mis hijas, que yo entendía simple y llanamente involuntaria e inevitable, ha desencadenado esta situación que yo jamás habría sospechado. Pero aún estaba por ver algo que me perseguirá de por vida, al marcar las distancias en su discusión (pues yo ya no discutía, simplemente la evitaba físicamente), ella parece que de pronto entra en una especie de trance, cae al suelo aparentemente sin sentido y comienza a dar cabezazos en el suelo (no tan fuertes como para hacerse un daño serio), pero realmente yo estaba alucinando de lo que veía, estaba asustado, preocupado y corrí a auxiliarla, intenté sujetar su cabeza para que no se hiciera daño, intentaba relajarla con palabras de cariño y abrazándola, sus ojos muy abiertos aún me miraban mientras tenía una especie de espasmos y temblores, babeaba... sólo quería poder soltarla para avisar una ambulancia o pedir ayuda, pero me daba miedo de soltarla, así que a poco se relajó, no sin que le dijera con mimos que la quería, que me perdonara... y cuanto mas me humillaba mas se tranquilizaba, una vez que la veía semiconsciente, me voy al teléfono para llamar a servicios de urgencia, es entonces cuando ella se incorpora y me dice que no llame a nadie que ya estaba bien, que no pasaba nada, eso sí, le daba la vuelta a la discusión y me culpaba de la misma y que ella necesitaba de intimidad que la entendiese, yo no volvía a insistir en ese momento para evitar lo visto, le dije que mas tarde hablamos ahora mejor tranquilizarse.
El resto de la tarde y noche su actitud se torna cariñosa y no se habla del tema, todo amor e ilusión, cenamos, y todo es perfecto, nos acostamos y dormimos plácidamente sin mas incidentes.
Llega la mañana, desayunamos y los gestos de cariño y felicidad son excesivos, me doy cuenta que de alguna manera me está diciendo que no cumpla el plan de recogida de mis hijas. Pero yo estoy totalmente decidido, su idea perjudica a mis hijas y a mi madre que no puede bregar con tres niñas pequeñas, están perdiendo días de clases completos y por otra parte las echo de menos y quiero estar con ellas, ellas también están ilusionadas con venir con nosotros, sobre todo porque fue Toñi quien las ilusionó con "lo felices que seremos todos en familia", que tanto ella les animaba mientras yo estaba en Barbastro. Finalizando el desayuno y aún no sabía cómo se lo iba a decir, así que cuando terminamos de recoger la mesa, le pregunté ¿vienes conmigo a recogerlas o voy yo solo?, su cara volvió a cambiar, otra vez comenzó con el mismo tema que la tarde anterior, sin darle mas tiempo, salí de casa y me fui a por mis hijas, pero mientras iba por el pasillo hasta el ascensor oía sus gritos e insultos.
Mientras conducía, hasta Chipiona, no dejaba de pensar en lo ocurrido, en los cambios que había notado en Toñi desde que nos casamos, actitudes que desconocía en ella y posturas para con mis hijas a las que yo creía que ella quería. Pensaba que no podía ser que me hubiese engañado de esta manera, no, otra vez no, primero con Inmaculada, ahora con Toñi, no era posible, rezaba por que todo fuera un mal entendido y nada mas.
Recogí a mis hijas y las llevé a casa, Toñi estuvo distante con ellas, muy seca, apenas trataba con ellas, sólo lo hacía para corregirlas, esto no me gustaba, pero al menos ya no gritaba ni insultaba.
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